“—Que Dios me ayude, ¡os amo!
—Que nos ayude a ambos, yo también os amo”
Tiene
algo esta película que me hizo sentir la necesidad acuciante e imperiosa de
reseñarla. No sé qué. Tal vez el hecho de que me reía mucho viéndola, aún
sabiendo que no debería (pues se trata de un dramón romántico-histórico que no
veas), al tiempo que me daba mucha penica todo lo que ocurría. Sentimientos muy
encontrados.
El
caso es que según iban apareciendo los créditos iniciales, y sin saber de qué
iba (intuía que sobre el adulterio, por el título, pero no tenía ni idea de qué
historia narraba, o en qué época nos encontrábamos, o nada), le dije a mi
hermana: “es una peli de Roland Joffé. Habrá temas religiosos, crisis de fe, y
pobres indios sufriendo, fijo”. Y, efectivamente, no me equivocaba.
La
trama, como adivinarán los duchos en literatura universal, se basa en una
novela de Nathaniel Hawthorne, autor de… bueno, de hecho, esta es su obra más
famosa. El caso es que nos narra la historia de Hester Prynne (Demi Moore), que
llega en el siglo XVII a Nueva Inglaterra, tierra de puritanos chungos, y cae
en lof con el reverendo del lugar (con uno de los muchos que hay) Dimmesdale
(Gary Oldman). Y con lo bueno que está, no me extraña. El problema es que Hester
está casada con el doctor Roger Prynne (Robert Duvall), y claro, se lía
pardaca.
Podría
parecer que esa breve sinopsis, que básicamente es la oficial, es un enorme spoiler, pues hasta que
no llevamos casi 40 minutos no se dan la Moore y el Oldman el “hazme un hijo
tuyo por la gracia del Señor”, pero es que resulta obvio desde el minuto cero.
Lo que pasa es que la película es lenta como ella sola (que no pesada… Joffé
tiene mucho talento para recrearse en las historias sin que se hagan cuesta
arriba) y así que dure dos horas y cuarto una película que cualquier otro
habría despachado en escasa hora y media. Michael Bay incluso habría metido
explosiones de por medio, y puede que hubieran molado, y todo.
Me tomo la crítica a cachondeo porque no puedo tomarme la película
en serio. De verdad. Tiene demasiadas cosas que resultan absurdas, a pesar de
que no me parece en absoluto una película tan mala como dicen (Rotten Tomatoes le pone un 14% y ganó siete Razzies). Pero es tan tremendista, y fuerza tanto las
cosas, que nos deja escenas tan míticas como la declaración de amor entre ambos
personajes, que se resumiría tal que así (y de la que un fragmento de la
conversación, real, abre la crítica):
“—Yo antes era un cura chachi, pero has
llegao y me has revolucionado las hormonas, nena. Que Dios me ayude, ¡os amo!
—Que nos ayude a ambos, yo también os amo. Pero estoy así como cansá, y
por eso actúo raro.
—¡Bésame con pasión! Bueno, no, mejor no, que nos ahorcan. Casi que
me voy.
—Pero yo te hamo.
—Me marcho de aquí, no volveremos a hablar nunca. Será lo
mejor, ¿eh?
—Pos adiós”
Y
básicamente, esa es la mejor declaración de amor de la historia.
No sé
si los personajes son bizarros, o es que los actores escogidos se volcaron en que la peli fuera lo más rara e irreverente posible. Pero básicamente, tenemos
a Gary Oldman, al que todo el mundo considera un cura fabuloso, pero que debe
de ser el peor religioso de la historia, con ocupaciones tan importantes como
bañarse desnudo en el lago que pertenece a una mujer casada, mancharse la cara
de tinta, o matar gente y cambiar de bando en una batalla sin motivo aparente; luego
está Demi Moore, que se propone vestir como una furcia y escandalizar todo lo
que pueda a la gente que puede colgarla por bruja sin siquiera comprobar si
pesa más o menos que un ganso; y Robert Duvall que se dedica a estar poseído,
hacer el indio, afeitarse el pecho y ser bastante cabrón (aunque con motivo,
claro).
A eso
se le añade una comunidad llena de puritanos hideputas que no parecen saber una
mierda de su Libro Sagrado, unos pobres indios conversos a los que se ataca
injustamente (los pobres indios siempre sufren con Joffé), y unos no tan pobres
indios tarantinos (os juro que los llaman así en la peli. No sé ni si existirían
realmente. Y yo hasta la batalla final pensaba que no había ningún parentesco
entre los tribales y Quentin, pero ahora dudo) que hablan en algonquino, por lo
que solo Duvall y Oldman les entienden. Porque yo no. E imagino que nadie mínimamente normal que vea la película. Que se cree Mel Gibson que ha inventado algo con eso de rodar en lenguas extrañas.
El
cuadro lo completan la música de John Barry haciendo música de John Barry, una
fotografía excelente, una crítica social y un trasfondo (creo), y la escena de
sexo más absurda y ridícula de la historia desde The Room. En serio. Empieza con un plano cogotero del hueso de la
nuca de la fémina por tras el cual se asoma Gary Olman, y continúa intercalando el folleteo de los
amantes con imágenes de una esclava negra que se baña sonriente junto a un petirrojo y
planos del grano sobre el que retozan los otros. Qué demonios es esto.
Personalmente
no me parece mala la peli, al menos no tanto como la ponen. Es una especie de La misión de segunda fila, que no
termina de cuajar por todos los temas que intenta tocar de puntillas, pero que
entretiene y que, si te logras tomar en serio, quizás hasta pueda emocionar.
Está muy lejos de la calidad que puede ofrecer el mejor Joffé, pero se deja
ver.
Además,
joder, que aparece Gary Oldman con barba y melena a lo Drácula, PERO EN
PELOTAS. Eso debe de ser un punto a favor para la peli.
Allez-y,
mes ami!
Buenos
días, y buena suerte.
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LO
MEJOR: los diálogos estremecen de emoción, y las cosas absurdas que van pasando
le dan la puntilla. No, ahora en serio, lo mejor es Gary Oldman en pelotas.
LO
PEOR: se toma con demasiada calma la historia para construirla bien, pero como
se pierde en otras historias, fracasa en el intento. Podía ser muchísimo mejor
de lo que es.
NOTA: 5,75/10.
Lo pasé bien, qué demonios. Y tiene cosas geniales, es de justicia
reconocérselo.
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Tráiler en español (es un tráiler tan raro como la peli... y tiene casi más spoilers que mi crítica)
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