jueves, 26 de noviembre de 2015

Marte (The Martian) (2015)


"No puedo contactar con la NASA ni con mi tripulación, y aunque lo consiguiera tardarían cuatro años en enviar otra misión tripulada en mi búsqueda. Y estoy en un hábitat pensado para un mes... Ante esta perspectiva tan poco esperanzadora, sólo tengo una opción: recurrir a la ciencia para salir adelante"


Antes de ir a ver Marte en la Semana del Cine, tenía la sensación de no saber con lo que me iba a encontrar. Lo último que había visto de Ridley Scott fue Exodus, cinta que, a pesar de ser entretenida, también es un despropósito de proporciones colosales. Entre esa y Prometheus... pues me dio por pensar que el hombre había empezado a chochear de forma grave. Por suerte, me equivocaba.

Porque, aunque la peli que nos ocupa no me parece, ni mucho menos, una obra maestra y tiene aspectos mejorables, sí que ofrece buenos detalles, un excelente ritmo y unas interpretaciones convincentes para relanzar, aunque sea un poco, la imagen del que en su día fue un director grande entre los grandes. ¿Qué secretos guarda la enésima película de ciencia-ficción del británico?



La trama, basada en la novela homónima de Andy Weir, no resulta extremadamente sorprendente, poniéndonos en la piel de un grupo de astronautas comandados por Melissa Lewis (Jessica Chastain) que están de maniobras rutinarias en Marte hasta que una brutal tormenta les obliga a levantar campamento. Por desgracia, el bueno de Mark Watney (Matt Damon) se queda en tierra durante la evacuación, siendo dado por muerto hasta que... ¡sorpresa! No lo estaba. A partir de este momento, Mark buscará sobrevivir por todos los medios en un planeta hostil, en completa soledad y valiéndose de su talento para... evito arruinaros la sorpresa. Y por otro lado, desde la Tierra, sus compañeros de la NASA buscarán la forma de poder traerle a casa sano y salvo.


Resulta muy interesante ver cómo Scott vuelve a decantarse por este género para dar rienda suelta a sus ideas, y es de agradecer que, en buena parte, sea capaz de traernos un film sólido, entretenido y con algunos detalles realmente interesantes. Y es que resulta muy estimulante ver cómo Mark se las va apañando para alimentarse y seguir respirando gracias a sus conocimientos, viéndose esto como un punto a favor: en esta película estamos viendo el trabajo de un auténtico astronauta en condiciones extremas, lo que unido a la búsqueda de realismo científico, hace que la trágica experiencia de Mark se convierta en la mayor ventaja de la cinta.

Y hablando de ese realismo científico... no soy muy aficionado a la ciencia espacial, ni mucho menos, pero resulta realmente espectacular el mimo que han puesto los productores y el equipo de trabajo para hacer que Marte se aproxime lo máximo posible a una vida en soledad en el planeta rojo. Y los detalles están por todas partes: la forma de cultivar la comida, de crear agua, las diferencias de temperatura entre el día y la noche...


Y lo mejor de todo es que no hay nadie mejor que Matt Damon para acercarnos a esa experiencia. El actor se siente muy cómodo en su papel, y los vídeos de su diario de abordo son perfectos guiños al espectador para explicar su experiencia y sus métodos de supervivencia. El carácter del protagonista es de agradecer, ya que, a pesar de su optimismo y ganas de vivir, no puede evitar sufrir evidentes bajones y tener cambios de humor dentro de su extraño y negro panorama. La actuación de Damon es, pues, muy notable y carismática, y desde el primer momento la audiencia es capaz de empatizar con su situación y seguir sus peripecias marcianas, siempre pensando en que al final conseguirá volver a la Tierra.

Y hablando de la Tierra... ahí es donde entran las buenas gentes de la NASA, que daban al bueno de Mark por muerto. Entre ellos, su noble e instintivo jefazo (Jeff Daniels), quien tiene que lidiar con los medios para que la credibilidad de la NASA siga intacta mientras organiza, bajo una gran presión, una misión de rescate que se antoja extremadamente complicada. Le ayudarán en su tarea otros actores de prestigio, como Sean Bean o Chiwetel Ejiofor, todos muy correctos en sus papeles, aunque acusan el abuso de clichés y apenas tienen el encanto de "estar ahí", poniendo una sonrisa cuando las cosas marchan bien y una evidente cara de "qué mal todo, esto no se puede arreglar" hasta que la trama se encarga de encauzar las cosas.


Y lo hace, y aquí es donde sufre un poco la peli, con giros poco imaginativos y hasta absurdos, y una tensión muy minimizada. Por supuesto, es entretenido ver cómo se van desarrollando los acontecimientos, pero lo cierto es que la trama carece de grandes momentos o de situaciones realmente comprometidas (si acaso un par), con lo que la sensación de peligro y angustia destaca por su ausencia. Esto puede convertirse en un aliciente o en su peor defecto, porque algunos agradecerán su buenrollismo y dosis de tranquilidad, mientras que otros echarán en falta que, en una película de ciencia-ficción y con una situación de vida o muerte, apenas haya escenas en las que el espectador salte de la butaca o tenga el corazón en el pecho.

Entrando en detalles técnicos, Marte cumple con nota su cometido. No impresiona tanto como lo han hecho otras grandes del género (Interstellar, Gravity), pero consigue meternos de lleno en la atmósfera extraterrestre. Los efectos de sonido y la banda sonora (compuesta por Harry Gregson Williams) están a la altura, y el trabajo de dirección de Ridley Scott es realmente bueno, consiguiendo que las casi dos horas y media de peli se pasen de forma bastante amena. 


En definitiva, ¿merece la pena su visionado? Pues la verdad es que sí, siempre que no tengas grandes expectativas. Ridley Scott ha vuelto a un terreno que le gusta, en el que vuelve a sentirse cómodo (al menos de momento... recemos para que al final lo de Blade Runner 2 acabe siendo una broma de mal gusto) y donde siempre busca reinventarse. Con Marte, podría haber ido incluso más allá y haber llegado a hacer un Náufrago espacial, pero no ha querido arriesgarse y ha buscado darle a los secundarios un protagonismo equilibrado, para bien o para mal. 

No obstante, las peripecias de Mark Watney, a pesar de las carencias de la trama y de algún momento de loas al patriotismo que roza el ridículo, acaban mostrándose como un entretenimiento convincente y de buena factura que, al menos para nosotros, resultó ser lo más destacado de la taquilla dentro de una Semana del Cine 2015 que no ha tenido ningún título estelar.

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LO MEJOR: su búsqueda por buscar acercarse a la realidad científica es digna de aplauso. Buena dirección, ritmo y efectos y genial interpretación de Matt Damon.

LO PEOR: a pesar de no ser un lastre, la trama terrestre no es ni la mitad de interesante, con elementos clichés y secundarios correctos, pero sin ningún carisma. La historia es predecible y, pese a sus bondades, se mantiene demasiado plana.


NOTA: 7,5/10. Lo mejor que ha hecho Ridley Scott en bastante tiempo, aunque sigue estando alejada en calidad de sus grandes joyas. Si buscas entretenimiento fácil y directo, es tu película.

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1 comentario:

  1. Para mí, lo mejor de la película es Donald Glover como Rich Purnell. Lo demás, simplemente bueno. No sobresaliente, no espectacular. Bueno. Lo cual está bien para confirmar que Ridley Scott es capaz de hacer esta clase de cosas.

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